Almas que aman sin descanso.
Almas que se alegran sin límite... porque despiertan cada día.
Almas que, conscientemente encarnadas, se respetan cada día.
Almas que... ¡disfrutan! del hacer cotidiano.
Almas que se complacen de los pequeños detalles.
Almas que, con su mensaje de vida, siguen a la vida y la promocionan.
Almas que no envidian; ¡que se alegran del gozo ajeno!
¡Almas que se sienten "almadas"! –como animadas– con otras almas.
Almas dispuestas a descubrir, a aprender, a desarrollarse, a transformarse.
Almas que no están a la venta; que no tienen moda.
Almas que se sienten inmortales y actúan sin reparo, sin miedo.
Almas sin ¡armas!
Almas sin rencor, sin ¡venganza!, sin ¡arrogancia!
Almas virtuosas, que hacen del ser un "ser-vicio" permanente.
Almas que, en su vocación, ¡buscan! la belleza, la estética, el arte.
Almas que se muestran elegantes.
Almas sencillas, transparentes y profundas.
Almas que aspiran continuamente a la palabra precisa, a la palabra adecuada, para con ella crear indefinidamente.
¡Almas de bondades!
Almas que saben de las necesidades, y se prestan a soportarlas; a aligerarlas; a solucionarlas.
Todas estas Almas son las cualidades de ¡nuestras almas! ¡Son nuestras!, en cuanto que es el ánima que nos permite existir; estar. ¡Se pertenecen a sí mismas! Están bajo la influencia permanente del espíritu.
Nuestra alma orante encuentra alivio, consuelo y... respuestas a las inquietudes, a las preocupaciones.
Nuestras almas se alejan de lo vulgar. ¡Están de paso en este planeta, para brillar!; para mostrarse como espectros de luz.
Almas que nos reclaman incesantemente nuestra acción liberadora.
Almas que dialogan sin pelea.
J.L.Padilha
A 1ª foto é de Leila Marina
Pelotas, RS
Nenhum comentário:
Postar um comentário